sábado, 3 de mayo de 2014

REÍR SOLO ES DE LOCOS

Hoy volví a la playa a pasear. Voy todas las tardes. Es ameno recorrer el arenal y dejar que la brisa marina me golpeé en el rostro impregnándome de salitre y de un olor a frescura que me descongestiona el alma. Me cicatriza cada herida del corazón y despierta en mi las ganas de reír. 

Voy por el paseo marítimo y me río a solas con las situaciones que allí observo. Es como estar en el cine. Te quedas viendo a la gente pasar. Unos van hacia un lado y otros van hacia otro. En medio de todo ello escuchas conversaciones y abres los ojos de par en par para observar la cotidianidad de la vida fluir mientras tu simplemente pasas. Porque eso es lo único que hacemos los seres humanos, pasar y pasar una y otra vez por el mismo lugar. 

Con frecuencia descubro nuevas caras entre el monótono paisaje y me río. Me vuelvo a reír una y otra vez como si estuviera loca. Loca de atar me dicen, pero a mi me da igual. ¡Bendita sea la locura de amar locamente hasta a la misma locura!

- ¿Es cierto que los locos se ríen solos?
- Ah, pues si es verdad. Lo locos se ríen de todo y de todos en general. Tal vez no sea tan mala idea eso de estar loco de atar. (risas)

Ojalá yo pudiera reírme de todo y de todos, pero no sé hacerlo. Estoy aprendiendo aún y no sé si llegaré algún día.

- ¿Es bueno reírse de aquello que no entendemos?
- Pues quizás. Los locos seguro no se lo cuestionan y simplemente se ríen.

- ¿ Es sano reírse de cualquier cosa o de cualquier tema?
- Si, sin lugar a dudas, es fantástico.

- ¿ Y que pasa cuando observamos que la gente se ríe de los sentimientos de los demás?
- Conozco gente que aplaude esas prácticas. Otros las reprueban y también hay quien se muestra indiferente.

Aquellas personas que se mofan de los sentimientos de otros simplemente me dan un poquito de "asquito". ¡Qué le voy a hacer! No estoy tan loca aún como para aplaudir a esa gentuza ignorante que piensa que lo importante es reír y no tanto de quien o de qué nos reímos.

Tengo que confesar una cosa: "Hoy me reí a carcajada de muchas situaciones como por ejemplo que se te caiga la cesta con los números en la charcutería del supermercado y de repente descubres que todos los papeles están por el suelo y sueltas una risa aún a pesar de que tu madre está detrás echando la regañina habitual que se le da a una niña de 2 años". (risas)

Otra situación con la que me reí hasta el hartazgo. Mi cuñada, Ana, explicándome la diferencia entre dos vestidos que me he comprado. Ella me asesoraba. Este de aquí está bien para atraer miradas y este otro es más bien para seducir. Entonces, yo la miré a los ojos y asentí con una sonrisa en los labios. Ella continuaba hablándome de Dominicana, de que ambos eran muy veraniegos y con estampados tropicales y entonces, me dice: 

- Éste (el más sensual de los dos) no vale para ir a ver al Papa, es más para una cena o una noche especial.

Me empiezo a reír como una descosida, mientras repito:

- ¿ No sirve para ir a ver al Papa? ¡Vaya disgusto que me acabo de llevar! (ironía). Gracias por asesorarme tan bien, cuñis. 

Y continuo riendo como poseída por el Dios de la risa, llegando a la conclusión de que reírse sola y mientras voy caminando por la playa no es tan malo. No es de locos y si estuviera loca me gustaría que fuera de AMOR, así escrito y con mayúsculas porque aquel que no ama ya sea a un único ser o a varios seres en su vida en verdad siento decirle que ya está muerto sólo que todavía no se ha dado cuenta.

¡Como está el mundo con tanta promiscuidad! La gente habla de sentimientos, de amor y de piedad cuando lo único que sabe es hablar mal de otros y dañar a quien ningún mal les hace y esa si que es la única verdad que he visto con mis ojos y sentido con mi alma abierta de par en par al viento...


Por Elsa López Raña_3 de Mayo del 2014


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